Es difícil pretender describir con palabras los cuadros de ese AUTOR tan fuera de lo común, puesto
que, en cada uno de ellos nos vemos obligados a recorrer (por intuición) un itinerario doble: desde
los inicios de la historia del Hombre a nuestros días (a través de las innumerables y multiformes
sedimentaciones que se superponen y forman la “trama” de cada obra) y, restrospectivamente, desde
nuestros días a los comienzos de la vida sobre la Tierra.
Si me fuera concedido, osaría decir que su arte no está al alcance de todos, más bien es un arte para
“iniciados”, pero... sé que él no me aprovaría.
Las líneas se encuentran, se cruzan, se entrelazan en el interior, no sòlo de sus cuadros sino
también de su alma. No existe, en efecto, según mi modo de concebir el Arte, alguna posibilidad de
proponer, con eficacia, temas que no hayan sido antes asimilados espiritualmente, sufridos con
intensidad, sometidos a un proceso de íntima disgregación y, en consecuencia, una vez llegado a la
justa focalización, reinventados y exteriorizados a través del uso de las técnicas y el color.
En sus obras son elementos fundamentales e insustituibles el Erotismo y su sofocación; la Castidad
llamada en causa no como meta (o disciplina) sino como rechazo de toda forma de violencia y, en
fin, de los “MONSTRUOS” que, hoy más que nunca, habitan en el Hombre.
Cataldi ofrece todo espectador agudo, más que a los críticos especializados, un panorama sicológico
y cultural inagotable, un material antropológico difícil de sondear y, en fin, un largo camino que
recorrer para poderlo alcanzar.
Tal vez el mejor método para no perderlo de vista y para no malinterpretarlo es: esperarlo
pacientemente adonde acabará por pasar o sea en el interior de sus cuadros, en ese mismo espacio
espiritual que todos los Hombres tendrían que, fraternalmente, ocupar.
El mío no es un comentario sino una invitación dirigida al observador, atento o distraido que sea, a
ENTRAR en las obras de Cataldi para saborear profundamente la desconcertante atmósfera que
reina en ellas y que las caracteriza, para individualizar la esencia de cada una de ellas y descubrir,
como él mismo intenta hacer, el significado casi oculto de cada situación.
SENSUALIDAD y conmiseraciòn
Oferta y rechazo
Deseo de evasión y opresión
Petulancia y profunda conciencia
son las piedras miliares che el Autor ha considerado y con las cuales nos desafía, ahora, para
estimular nuestra búsqueda.Si podemos acercarnos a su interioridad podemos demostrarle de
haberlo entendido y, por lo tanto, intimamente apreciado.
Esto es muy importante para cualquier Artista y lo es todavía más para quien, como él, no se cansa
de llamar la atención sobre los temas más candentes de nuestros y de todos los tiempos, los mismos
que cada día trastornan el ànimo humano y crean , en lugar de contactos concretos, ilusiones
efìmeras y tramas engañosas.
Sus pinturas, ahora, nos esperan.
Las palabras que he escrito en su esencia no habrán sido desperdiciadas si han tenido, al menos en
parte, el mérito de haber presentado una de las innumerables facetas que, en igual medida,
convergen para formar lo que yo he llamado y continúo a llamar la “UNICIDAD” de Lino Cataldi,
testigo-intérprete muy sensible de las experiencia Humana. |