Cien palabras para....
CATALDI : Pintor, màs que de paisajes, del alma humana.

 
El afàn ideològico que caracteriza toda la obra de este nuevo Autor no puede no interesar al observador en relación al propio grado de cultura, de sensibilidad, de conciencia. Es imposible no advertir, de frente a uno cualquiera de sus cuadros, un profundo sentimiento de participación jamàs separado de la aflicción que el Artista manifiesta por el estado de “separación” cada vez màs irrecuperable en que vive el hombre. Temas constantes de su expresión son: el hombre y el ambiente, el hombre y sus sìmiles, la ambigüidad del comportamiento humano en relación a la Unidad fallida, al espíritu sofocado de hermandad que Cataldi invoca y persigue empeñándose en describir, pictóricamente, los errores y las contradicciones que no crean puentes entre los seres humanos, màs bien, barreras, frecuentemente infranqueables. Al centro de su creatividad obra el espíritu de participación que es evidente en todas sus composiciones, desde las juveniles – teñidas de poesía y temerosas en su exquisita compostura formal – a aquellas contemporáneas que muestran una apremiante madurez y un claro conocimiento del comportamiento humano, en su indefinible estructura, pero, sobre todo, de la esfera del consciente - subconsciente prepotentemente presente adondequiera. Independientemente de la consideración de parte de los críticos especializados de los cuales Cataldi ha già gozado, es merecedor digno de atención como testigo – interprete de cada vicisitud humana, un conocimiento diverso y màs profundo de parte del observador en general y en consecuencia un merecido reconocimiento por sus òptimas cualidades artísticas, culturales e ideològicas. Decir màs sería superficial y lo “superficial” a Cataldi no le gusta: “Arte bajo el lema de lo esencial, o si prefieren, esencialidad al servicio del Arte”. El observador, mejor y màs que todos, sabrà dejarse introducir y conducir por la habilidad artística de Cataldi, en lo que yo llamo “Laberinto imaginifico” o reino de las imàgenes y asì valorar la indiscutible eficacia de todo lo que le habrá sido propuesto. Sostituyamos las palabras con los cuadros concediéndoles de entrar finalmente en escena y como cierre digamos “ una imagen dice màs de cien palabras pero si no hay integración la imagen no vive”
P. S.: IMAGINIFICO = hàbil creador o generador de imàgenes; epíteto del poeta D'Annunzio.
Caterina Biondi